No, no era amor aquello que nos consumía en la tarde
porque las palomas reposaban mudas sus alas plegadas
en la torre donde los deseos guardan oscuros secretos.
No era amor aquello que nos deleitaba la mirada
porque la lluvia cadenciosa tornaba en gris las aceras
en el instante mágico en que golpeaba contra el suelo mojado.
No, no era amor, aquello que nos sorprendió sin palabras
Tú querías escapar de tu presente
confundiendo tu necesidad de huir
con el tacto de mis manos
Y yo me perdí en el mar de mis anhelos más ocultos
confundiendo la obscuridad de tus actos
con el pudor de tus labios
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